Salud

¿Por qué es peligrosa la deshidratación infantil?

La deshidratación infantil puede ser peligrosa cuando se trata de bebés prematuros o de niños menores de tres años.

deshidratación infantil
Los peligros que puede tener la deshidratación en niños pequeños o bebés
Blanca Espada

La llegada del verano, el aumento de las temperaturas pero también algunas enfermedades como la gastroenteritis por rotavirus pueden hacer que un niño sufra de deshidratación, algo que debemos evitar a toda costa debido los riesgos que conlleva. Veamos a continuación, por qué es peligrosa la deshidratación infantil.

¿Por qué es peligrosa la deshidratación infantil?

Cuando llega el verano, suele hacerse especial hincapié en el hecho de que cuidemos que personas ancianas y niños no sufran de deshidratación dado que son los más vulnerables. Por deshidratación nos referimos a una pérdida de líquidos mayor a la asumida.

Cuando hace calor, y sudamos, perdemos tanto agua como sales minerales (sodio, potasio, cloro en particular), algo que también sucede en el caso de que estemos con la diarrea y vómitos que se producen con gastroenteritis, algo que los niños pueden sufrir también con frecuencia.

Esa agua y sales minerales que perdemos, son fundamentales para que la sangre circule bien y permitan que las células de nuestro organismo funcionen correctamente.

El cuerpo humano, y en particular el de los niños, está compuesto principalmente de agua. Los bebés tienen menores reservas de agua y sales minerales, por lo que, en el caso de sudar mucho, o de sufrir enfermedades que provocan rápidamente una pérdida de líquidos, pueden deshidratarse con mayor facilidad que los niños mayores y los adultos, con riesgo de complicaciones, incluso graves (convulsiones, o daños en el riñón) si la deshidratación no se reconoce y trata a tiempo. Una baja cantidad de líquidos, azúcares y sales minerales conlleva una serie de manifestaciones clínicas que el organismo pone en marcha para intentar compensar las pérdidas.

En caso de deshidratación leve o moderada,

  • el niño tiene sed, está inquieto o somnoliento;
  • el niño tiene los ojos hundidos;
  • las lágrimas son más escasas;
  • la lengua está pegajosa;
  • se reduce la cantidad de orina emitida (los pañales no están muy mojados);
  • la respiración se acelera.

En caso de deshidratación severa, sin embargo,

  • • el niño está muy somnoliento o en coma;
  • • el niño tiene los ojos muy hundidos;
  • el llanto no tiene lágrimas;
  • • la lengua está muy seca o seca;
  • casi no hay orina (los pañales están secos);
  • • La respiración es muy frecuente o profunda e irregular.

En todas las formas de deshidratación hay una pérdida de peso corporal que es tanto más marcada cuanto más grave es la deshidratación.

En el caso de la deshidratación leve-moderada no hay consecuencias para la salud del niño, si se trata de manera precoz y correctamente con la administración de bebidas rehidratantes especiales que contengan agua, sales minerales y azúcares.

Sin embargo, la deshidratación severa puede tener graves consecuencias, particularmente en niños menores de tres años que además tengan fiebre alta, en aquellos que rechazan o no pueden retener la solución de rehidratación oral, en bebés prematuros, en niños desnutridos o con otras enfermedades. En estos casos pueden producirse convulsiones, daño renal por insuficiente suministro de agua a los riñones, una alteración del ritmo cardíaco, hasta la aparición de un estado comatoso y la muerte.

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